viernes, 2 de agosto de 2019

Esmeralda y la rescatista



Te salvé por milagro, mi querida Esmeralda.
Tus verdes ojos cuentan el temor a la muerte:
Todavía no sabes que tienes mucha suerte,
pues tu carita asoma encima de mi espalda.

Ha pasado el peligro y juegas en mi falda
ronroneas con mimo y comienzo a quererte.
Te encantan mis madejas; he pensado en tejerte
un enterito verde y un sombrerito gualda

como este nuevo casco que protege mi vida
y atempera los riesgos de una acción temeraria:
parezco Don Quijote urdiendo una salida.

Y al volver será afable la casa solitaria:
vendrás a recibirme o te hallaré dormida
  transmitiendo ternura y la paz necesaria.

para esta voluntaria,
rescatista en derrumbes, incendios y maltrato
de algún  ser indefenso, caballo, perro o gato.





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