domingo, 5 de febrero de 2017

Amores gatunos (Historia casi real)




Así se conocieron Linda y Teo,
una tarde de sol cuando mi gato
salió al jardín siguiendo un arrebato
y descubrió a su amiga en el paseo.

Todavía en las alas de Morfeo,
vi la versión felina del retrato
del hada de la nieve y en un rato
decidí atesorar su ronroneo.

Tres ovillos de nubes y otro bruno
jugaban en la cesta, ante mi asombro,
meses después faltaba la pareja.

Los críos se mudaron, quedó uno
que mira por encima de mi hombro
la luna que hoy desata la madeja.


Y en su cara refleja,
como si fuera un áureo camafeo,
 el misterio de amor de Linda y Teo.