Hay pájaros que anidan en mi frente un momento,
me ofrecen una pluma con historias viajeras,
y transcribo sus cantos como fiel pasajera
que sus alas transportan en un antiguo cuento.
Tal vez fui Pulgarcita -recojo en mi memento-
y hallé una golondrina herida en las afueras;
las dos fuimos un día alegres compañeras
y surcamos los aires con los soplos del viento
tras pájaros azules e ilusiones rosadas
que en mi mente anidaban buscando la poesía
en los torrentes claros de fuentes encantadas.
De aquel vuelo ha aprendido la eterna melodía
como otra ave canora de cerúleas bandadas,
entre escalas y arpegios, feliz, el alma mía.