lunes, 6 de enero de 2020

Bailemos en penumbras






Oscurece, negro y oro,
-extraño cielo-
franjas de humo en occidente,
y el sol en el continente
vuelca su último tesoro
sobre el monte.
Un misterioso horizonte
de luz acuna las sombras,
y me nombras
allá, adentro de la nube,
donde el viejo tiempo sube.
-Tango y voces-
que tal vez no reconoces,
en esta mística hora
donde mora
 el alma, a veces,
 confundida por la entrada
de esta historia inexplorada.
No eres tú,
no sé si soy,
mira bien por si me voy
que mi mente escapa al rato
como silueta de gato,
cautiva en una pecera,
y a la espera
de ti 
-ya pájaro o pez
o antiguo tronco a la vez-
 según juegues con los ojos
el pasado es el poniente,
 renaciente.
Bailemos que se apresura
la llegada de la noche,
bailemos en la espesura
para cerrar con un broche
entretelones del sueño,
-sutil dueño-
del teatro de la aventura.

domingo, 5 de enero de 2020

Viaje a la luz






Y entonces me dijo el mago:

“Bajo la aurora boreal

y un oleaje de cristal

alcanzarás el gran lago,

entre una lluvia de estrellas.

Cerca del arco creciente

encontrarás islas bellas,

en un columpio de luna

que te mecerá en su cuna,

al curvarse en la tangente.

Y tus versos serán dueños

del espacio sideral,

que enciende un paisaje ideal

para que tejas los sueños

de luz, encanto y belleza,

junto a la naturaleza

que te ofrecerá un halago

e ilusión de eternidad

en un suspiro o amago

que a la vez es realidad.

Si la imagen hoy te invita

para vivir la aventura

de pintar con la escritura

el viaje al que te da cita,

tu verso volará en flor

calcando el aro lunar

en tu lute al navegar

bajo el cielo del amor

sábado, 4 de enero de 2020

Mamá y los cerezos




Tus dedos voladores en el jardín porteño,
entre árboles parlantes y una fuente encantada,
despertaban mi asombro con la manta bordada
que hamacaba cerezas de un bastidor risueño.

Yo a tu lado pintaba con infantil empeño
guindos exuberantes con su copa colmada
de esferas deliciosas que tus manos de hada
para mi dibujaban en un libro de ensueño. 

Tus prunas alegraron mi vestido de organza
y un sombrero fraterno lució tus frutas rojas,
que en Navidad regresan con dulce remembranza

de tu presencia, madre, perdida en lontananza,
detrás de un biombo negro con flores rosas y hojas
cuyos pétalos flotan en lluvias de esperanza.




El ciclo del bosque






El otoño  entre sepia y amarillo
alegra de acuarelas el torrente:
 hay flores de hojas secas que la fuente
desposa con anillo tras anillo

Adormilado el bosque sueña ausente
un ritmo de la vida tan sencillo
que esmalta la cascada con el brillo 
 del sol en el cristal de la corriente.

¡Ah si la vida misma refrescara
en aguas de oro el yermo del pasado
y volviera el momento en que te amara!...

Sólo al arbol un ciclo renovado
le ha concedido esta existencia rara,
mas con recia quietud se lo ha cobrado.

En reposo obligado
con dinamismo interno, siempre espera
su fronda nueva en otra primavera.