jueves, 9 de mayo de 2019

Mis lagos sureños






Liquidámbares de estrellas,

iluminan el paseo,

y en sus cabelleras rojas

la luna enciende mil besos,

al despedirse el menguante

del garzo y líquido espejo,

mientras boga mi piragua

sobre el picacho de un cerro

y otra canoa gemela

me repite desde el cielo…

Una ligera nevada

borda motas sobre el velo

de las copas del otoño

que han hechizado al invierno.

Ay, tristes enamoradas,

que ofrendarán en el suelo

verdores primaverales

y florescencias que fueron

dorado oropel de estío

y ahora plumaje de fuego.

El tiempo se ha detenido

sobre el sereno azulejo

que ha retenido en sus aguas

el esplendor de un ensueño,

liquidámbares de luna

en un llameante cortejo,

seguís sus blancos anillos

evanescentes y etéreos.

De estrellas pintáis los bosques

como un arbóreo universo,

tejiendo amable glorieta

en mi paisaje sureño.​