sábado, 18 de agosto de 2018

Alma y paisaje




La luz se va irisando sobre un charco de plata

con lágrimas que aclaran la bruma del celaje 

pues son trémulas perlas del espeso follaje

que el viento va soplando en alegre cantata.



Como una pandereta con discos de hojalata

resuena la techumbre al golpe del ramaje, 

repica la campana meciendo su cordaje

al despejar la tarde con dulce serenata.



Entre verdes y azules el sol despierta pleno

sobre el rojo pináculo que pliega su sombrilla,

frente a un monte de hortensias de racimos celestes.



Y mirando el paisaje mi ser se siente bueno,

retoza el alma libre por la blanca capilla,          

disolviendo las sombras de recuerdos agrestes.



Me sugiere la luna de ronda entre sus huestes,

escondida en el bosque de cedros y araucarias

que sueñe con nocturnos de estrellas candelarias.