domingo, 15 de julio de 2012

Fraternal



Cuando la tarde inicie el vuelo
encontraré tu sombra en aquel muro
que escalábamos juntas en los juegos de infancia.
Y habrá una cicatriz en el ladrillo hueco
que escondía el  tesoro compartido:
estrellitas de mar y caracolas,
 guijarros de colores, espejuelos,
cintas de celofán para alas de libélula,
mariposas talladas en papel de bombones
cristales de collares y botones de perlas extraviadas.
Era el tiempo de la risa frecuente a la hora de los duendes,
frases de encantamiento y cabellos trenzados
con diademas de flores de ligustre, las joyas elegidas
por nosotras,  las hadas del  bosque de la  abuela,
 límite entre la magia y la verdad
que dormía indolente detrás de la pared.
Pero se  despertó de pronto con su voz atiplada, 
silbando con el viento de los días de arena que siguieron,
resonando en los ecos de salones vacíos
(desiertos como ahora por tu ausencia)
 para anunciar un incoloro tiempo de silencio
y el cartel rojo del adiós en nuestra tapia.



















     

domingo, 1 de julio de 2012

Yuna


Había una pradera perfumada de risas
 y una mañana de oro que remontaba vuelo,
un rítmico galope latía sobre el suelo,
cuando mi zaina airosa bamboleaba las brisas

. El horizonte araba senderos por los cielos,
 y el mar se presentía detrás de la espesura;
 las ramas de los pinos besaban la blancura
 de una nube danzante que ondulaba sus velos.

 Y al abrirse la senda en la playa silente,
se irguió una ola de plata por detrás de una duna
 que irradió mil estrellas al volcar su rompiente;

 vibró el relincho claro de mi yegua moruna.
-Caballita -le dije- no te asuste el relente:
 el mar te ha bautizado con el nombre de Yuna