jueves, 10 de abril de 2014

Granada de Federico



  Me siento junto a tu bronce 
del bulevar granadino
  y te regalo  jazmines
 desde mi sur argentino. 
Al Camborio estoy buscando
 por la calleja empinada
 ya que por ti, Federico, 
he conocido Granada. 
Hoy me crucé con Preciosa 
cerca de los miradores
 y cuesta arriba en la Alhambra 
he visto blancos azores, 
donde florece un almendro
 rosa como la mañana 
del Albaicín que me invita 
a bailar danza gitana, 
y con mis tacones rojos
 he estrenado aquel tablado,
 pues de niña ya bailaba,
  entre las flores del prado,
 donde la monja bordaba
 sobre el linón de la misas
 campiñas de margaritas,
 de lirios y de sonrisas.
Pero camino al Realejo
 las voces de una reyerta
 hieren la tarde serena
y se cuelan por la huerta; 
la zumaya está cantando 
 y anuncia siempre infortunio, 
cuando un niño mira absorto 
el brillo del plenilunio.
 Soledad va sollozando,
sumida en hondos pesares
y hacia Almuñecar sus ojos
 indagan secretos mares
 Oran los bellos arcángeles, 
entre sus torres piadosas,
 porque Antoñito se pierde
  si en su pecho llueven rosas,
 Y el viejo Darro murmura,
 y el sagrado monte cela
 leyendas de amor y sangre
 por la Torre de la Vela. 
El verde viento silbando
 por los verdes olivares 
va enredando luz y voces,
 entre limones y azahares
por burbujeantes albercas
que cuentan recias querellas 
y el cielo escribe tus versos
con guiños de las estrellas.


 
 
 

miércoles, 2 de abril de 2014

Vuelta de perro

 
 

Hoy has bajado a verme o he subido a tu cielo, 
cuando te extraño, levanto andariveles a tu nube
 y me llevas deprisa en tu monotrineo
 por esas latitudes
 de galaxias tan claras y oscuras peñas ciegas,
 manchones aerolíticos que esmaltan tu pelaje
 siempre tibio y latiendo,
 rotando y trascendiendo en mi escritura,
 a pesar de este frío que me recorre toda,
 cuando cruzo sonámbula,
 esa negra frontera que me oculta tu estampa. 
He comprado tu nombre en la plaza de pinos:
 ¿te acuerdas, compañero, de esa vuelta del perro, 
cuando íbamos buscándolo por caminos de greda 
 sin plan y sin destino, ávidos de aventura? 
 Pues lo he encontrado escrito en la luna de plata 
que cuelga de mi cuello para evocarte siempre.
 Tú me llevas ahora por tus parques de estrellas 
 y yo sigo tu sombra en la linea de ascenso.