Me siento junto a tu bronce
del bulevar granadino
y te regalo jazmines
desde mi sur argentino.
Al Camborio estoy buscando
por la calleja empinada
ya que por ti, Federico,
he conocido Granada.
Hoy me crucé con Preciosa
cerca de los miradores
y cuesta arriba en la Alhambra
he visto blancos azores,
donde florece un almendro
rosa como la mañana
del Albaicín que me invita
a bailar danza gitana,
y con mis tacones rojos
he estrenado aquel tablado,
pues de niña ya bailaba,
entre las flores del prado,
donde la monja bordaba
sobre el linón de la misas
campiñas de margaritas,
de lirios y de sonrisas.
Pero camino al Realejo
las voces de una reyerta
hieren la tarde serena
y se cuelan por la huerta;
la zumaya está cantando
y anuncia siempre infortunio,
cuando un niño mira absorto
el brillo del plenilunio.
Soledad va sollozando,
sumida en hondos pesares
y hacia Almuñecar sus ojos
indagan secretos mares
Oran los bellos arcángeles,
entre sus torres piadosas,
porque Antoñito se pierde
si en su pecho llueven rosas,
Y el viejo Darro murmura,
y el sagrado monte cela
leyendas de amor y sangre
por la Torre de la Vela.
El verde viento silbando
por los verdes olivares
va enredando luz y voces,
entre limones y azahares
por burbujeantes albercas
que cuentan recias querellas
y el cielo escribe tus versos
con guiños de las estrellas.
Hoy has bajado a verme o he subido a tu cielo,
cuando te extraño, levanto andariveles a tu nube
y me llevas deprisa en tu monotrineo
por esas latitudes
de galaxias tan claras y oscuras peñas ciegas,
manchones aerolíticos que esmaltan tu pelaje
siempre tibio y latiendo,
rotando y trascendiendo en mi escritura,
a pesar de este frío que me recorre toda,
cuando cruzo sonámbula,
esa negra frontera que me oculta tu estampa.
He comprado tu nombre en la plaza de pinos:
¿te acuerdas, compañero, de esa vuelta del perro,
cuando íbamos buscándolo por caminos de greda
sin plan y sin destino, ávidos de aventura?
Pues lo he encontrado escrito en la luna de plata
que cuelga de mi cuello para evocarte siempre.
Tú me llevas ahora por tus parques de estrellas
y yo sigo tu sombra en la linea de ascenso.