Maylín es muy pequeña y feliz con tan poco...
Su bañera es un balde que le brinda frescura;
como un ángel sonríe prodigando ternura
mientras la lluvia amiga la salva del sofoco.
Con su gato atigrado, valiente y medio loco,
juega a las escondidas en la verde espesura,
él trepa a la palmera buscando una aventura,
mas los monos celosos lo ahuyentan con un coco
que al caer será el cuenco de una leche de frutas,
aguamiel de la niña en los fuertes calores,
mientras junto a su madre camina hasta las vías,
del túnel que han tejido el follaje y las flores,
y ofrecer al viajero brillante pedrería...
Variada joyería:
¡“Onix y lapislázuli, amatista y turquesas,
y para la merienda: cartuchos con frambuesas”:!