viernes, 24 de agosto de 2012

En el invernadero


¡Llora, maga gestora del reino vegetal! -le sugerí a la lluvia-.
  Sopló el viento en su flauta un aire galopante, 
estremeciendo barandales y buhardillas.
 El trueno acompasaba el raudo impromptu
 con sus recios tambores 
y el numen de las flores no dudó:
  desgranaba la escala del color
 y el hechizo mareante del perfume,
al desplegar sus alas de cristal
en este invernadero tutelar que hoy habitamos.
 Exóticos efluvios espesaron el aire suspendido, 
 perlaban humedad sobre lo vidrios 
´para escribir esta aventura que apremia y nos convoca. 
-En breve estrenarás la primera fascinación de nuestros nombres 
en la pizarra de agua que nos inventa rostros
 y brotará la flor de oro junto al enamorado sol de la mañana,
 mientras me busques,Vida, en el recóndito reloj de tus latidos.