domingo, 17 de septiembre de 2017

Por siempre, Pequi González



Quien dice que los gatos son interesados
no conoce los gatos.
Tú no querías nada, tan sólo saludarnos en la cena
Venías  despacito, 
con tu estilo muy fino y elegante
como ensayando el paso delicado
de un etéreo ballet en blanco terciopelo
con tus suaves polainas silenciosas
que lustraban con mimo la madera.
“Aquí estoy”-anunciabas- para dar tu presente
(que hoy me hace tanta falta),
y nos mirabas
con tus ojos tan verdes y orientales,
entornados con dulce complacencia,
mensajeros de amor correspondido…
Ausencia inesperada...  
Cuarenta y siete días y te añoro,
quiero decirte adiós, 
pero no puedo,
si hasta me duele el alma,
con la genuina revelación de su existencia,
 porque duele
de una manera atroz
 e irrevocable en las partidas.

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