viernes, 1 de septiembre de 2017

A Miguel de Cervantes





Miguel, yo te venero, tu prosa me  enamora,
eres, sin duda alguna, señor entre señores,
como tu caballero mereces los honores
de seguir sus caminos en la tarde que aflora.

Acaso  me he sentido Marcela, la pastora,
con su blusa bordada y mi falda de flores,
 mimando a mis  corderos, silbando a los azores,
libres entre collados, al estrenar la aurora.

Y a veces Dorotea, triste y abandonada,
con inciertas promesas y su sueño perdido,
doncella vengadora que cambió su vestido

  por prendas de muchacho, al bordear la cascada.
Quiero ser otra rosa por tu pluma inventada
sálvame con tu historia del frío del olvido.

Pues sueño con mi nido,
alero de cartón de tapas rojas
mi sangre, tinta azul entre tus hojas.







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