viernes, 3 de julio de 2015

Un soneto para el cuadro "La puerta verde" de Celeste del Pozo



Eran cinco escalones entre la enredadera 
y la alta puerta verde de un avatar secreto, 
atravesé la verja sorteando el parapeto, 
me encomendé a mi suerte y alcancé la frontera.


 Sentí un abrazo fuerte que era la vida entera 
de esas sabias mujeres que aceptaban mi reto,
 y yo la visitante que transgredía el veto
 penetrando en su sueño una tarde cualquiera. 


 Vi a mi madre y mi tía frente al blanco teclado, 
 la abuela sonreía junto al hogar chispeante,
 y mi hermana aleteaba pañuelos en su danza, 


 la zamba que extrañaba querencias del pasado,
sentí que trascendía esa estampa vibrante, 
salté la balaustrada y habité en la añoranza.

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