miércoles, 11 de junio de 2014

Preludio de ensueño


Envolverse en la seda,
dar a luz el amor en la aurora del tiempo,
Amanecer la tarde al respirar la copa;
Los dedos como pájaros perfuman el espacio,
 mientras la rosa primordial le canta al viento
 y se enciende en nosotros la mirada.
Tú y yo sobre la luna
en los juegos del aire y en el rostro del agua,
que nos repite en ecos y latidos,
desde la tierra verde hacia estrellas calladas
que desgranan eternas serenatas
pintando nuestros nombres
en la noche viajera
que teje soñolienta su alborada.
Al borde del cariño
quiere alegrarse el alma, y el reloj de la sangre
en el temprano rosicler del día
sonríe entre fragantes llamaradas
en un fuego de menta
que acaricia las voces
y apaga las distancias.




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