viernes, 23 de mayo de 2014

El árbol de mi vida



Cansada de neviscas y de bruma,
me he jugado a la luz, a tus ventanas,
 y al despertar la siesta de la hojas 
 me saludan luceros de alborada.
Desde el verde dosel del sotobosque
un ojo azul devuelve la mirada,
y a torrentes de sol, si es mediodía,
me hamaco entre columpios de campánulas
que anudan mis aretes de arvejillas
a las flexibles trenzas de tus lianas.
     Voy a tejer nuestro edredón de nubes
con agujas de pinos esmeraldas
enlazando las cintas de arcoíris
entre broches fragantes de lavanda
en alto vuelo por los tornasoles
de su esplendente pórtico de entrada
Y a jugar bajo el sol, a nada o nido
con balcones a estrellas en tus ramas

 











      


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