Aquella primavera de alegría tan honda
guarnecía el follaje de frutos y de flor,
yo mimaba al paisaje con un cuento de amor,
esperando al nocturno y a su luna redonda
Una pequeña hoja desde la espesa fronda
lucía entre las otras su plateado verdor,
mecía algún racimo que cambiaba color,
susurrando secretos con el viento de ronda.
Encendió aquel verano la copa floreciente
y una lluvia de pétalos amarillos y rojos
como hispana nevada volaba suavemente...
Distinguía a mi hoja brillando en los rastrojos,
pintando el calendario de un otoño inminente
y le escribí un poema con besos de mis ojos.
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