domingo, 18 de junio de 2017

Mi glaciar


En  mi islote de hielo me siento una princesa
cuando el sol se derrama en brillantes reflejos,
que despliegan matices de la piedra turquesa
mientras la voz del ogro rebota en sus espejos.

Y la isla es fragata cuando la besa el agua
ccn sus velas translúcidas que miran al poniente,
mientras rondo su casco con mi frágil piragua
o los remos salpican granizo del relente.

Carámbanos de escarcha y verdes abanicos
en témpanos viajeros de estrellas infinitas
ascienden sobre el lago en albos tenderetes.

Y el glaciar es castillo con sus gélidos picos,
con sus góticos arcos radiando estalagmitas
en glaucos alamares y azulosos ribetes

de inmaculados príncipes que en bandas de jinetes
 del alto cielo diáfano, sobre el aire de raso
vuelan hacia la hoguera rojiza del ocaso.












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