viernes, 20 de diciembre de 2019

Una bufanda florida (A un ciprés y a una Santa Rita de mi barrio)



Tejía la Santa Rita, al croché con los ganchillos, 
sus ramos sobre una reja con cadenitas y anillos. 
Oyó de pronto la queja de un ciprés verde y grandote:
-Estoy temblando de frío,¿no me harías un capote?
-Tan largo se me hace lío, debo decirte que no,
y aunque fuera una bufanda no alcanzo a tejerla yo.
-Verías tu propaganda como santa de este valle,
 flameando sobre la acera como un alto pasacalle.
-Me llaman de otra manera, según adonde me asiente:
 “Santa Rita” o “Buganvilla” como decida la gente.
Y también mi rama en flor roja, fucsia o amarilla,
va prefiriendo color cuando asoma su puntilla.
Tú eres un árbol gigante y aunque ayudarte querría,
ni con mágica varita tu bufanda acabaría.
-Es que arriba hay tanto viento que nadie quiere hacer nido,
porque siempre me lamento y suelo hacer mucho ruido...
-Pero no te sientas triste, ya vendrán dulces gorriones,
si la brisa trae alpiste para darle a sus pichones.
Y acariciando la espalda del ciprés como a un amigo,
lo abrazó con su guirnalda y le dijo: “Estoy contigo, 
floreceré por tu copa, tendrás la oportunidad
de estrenar alegre ropa como árbol de navidad”.





















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