jueves, 6 de octubre de 2016

Preludio


Envolverse en la seda,
dar a luz al amor en la aurora del tiempo,
amanecer la tarde al respirar la copa;
los dedos como pájaros perfuman el espacio,
mientras la rosa primordial le canta al viento
y se enciende en nosotros la mirada.
 Tú y yo sobre la luna
en los juegos del aire y en el rostro del agua,
que nos repite en ecos y latidos,
desde la tierra verde hacia estrellas calladas
que desgranan eternas serenatas,
 pintando nuestros nombres
 en la noche viajera 
que teje soñolienta su alborada.
Al borde del cariño,
quiere alegrarse el alma
 y el reloj de la sangre
en el temprano rosicler del día
sonríe entre fragantes llamaradas
en un fuego de menta
que acaricia las voces
 y apaga las distancias.


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