miércoles, 7 de agosto de 2013

Añoranzas



Tan ajeno a la calma que respiro,
te atreves por la noche indiferente,
  la sombra ya te aleja de la fuente
que envuelve con su canto mi suspiro.

El día no respeta el raudo giro,
se emboza la borrasca para el riego,
ni sueñas el febril desasosiego
que vaga por mi casa en tu retiro.

Mas al brillar la luz de estos afanes
regresan  tus sonrisas repentinas,
que aclaran la penumbra en mis zaguanes.

 Y un albo plenilunio en las colinas
refleja sus esplendor en los desvanes
y enciende su cendal de aguamarinas.





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