se helaba
el fresno seco con un ruego:
“Si me
anima la lluvia con su riego
tal vez
renazca con la primavera....”
Las
estrellas temblaron en su estera:
“Este árbol
tiene tal desasosiego
que ni al
rayo, a sus sierpes o a su fuego
le teme en
esa súplica postrera.”
Filtraron
con un guiño inteligente
sus haces el
cedazo de la luna
para besar los surcos del ramaje
y despertó la savia que impaciente
bajo el mágico auspicio de una runa
pintó flores de luz en el paisaje.
Encantado boscaje
donde los astros en cordial alianza
alumbran la belleza y la esperanza.
Encantado boscaje
donde los astros en cordial alianza
alumbran la belleza y la esperanza.
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