Funámbulos
espectros repliegan las sombrillas
y luces
soñolientas exploran el boscaje
de
penitentes pinos que rezan al celaje,
mientras en la enramada se hamacan las ardillas.
mientras en la enramada se hamacan las ardillas.
en la noche viajera que ha entoldado el paisaje,
y esa luminiscencia enciende este paraje
con vuelos de gaviotas que pueblan las orillas.
Y por la playa corre un perro entusiasmado,
buscando
alegremente las sales bienhechoras,
seguido por los pasos de su dueño cansado
tras la ruda
jornada que ha robado las horas
de la luz que refulge con libre desenfado
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