En la mano
traías una flor amarilla
cuando vi tu sonrisa una noche de enero,
nos mandaba
la lluvia hacia un lejano alero
pero me
señalaste una inmensa sombrilla.
Prendiste
el diminuto girasol en mi hebilla,
tu corazón
me hablaba por el camino entero
junto a un
rayo, preludio del sonoro aguacero
y un
chasquear de burbujas sobre la alcantarilla
Entonces nos miramos buscando una respuesta
y luces de colores chispearon en el suelo,
tal vez a fin de año quedaron en la cesta
fuegos
artificiales para correr el velo
de aquel
tropel de nubes que perdieron su apuesta,
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