Y elevó su corola aquella flor
sobre cristales rotos y vencidos,
pues de improviso se escuchó a un cantor
con gorjeos de
pájaros espinos
que con dulzura renovó el valor
para afrontar charadas del destino
y se nutrió su savia
del dolor
tallando el vidrio en aguijones finos
protegiendo el aroma y el color
que perfuman los aires matutinos.
"Puedo erguirme de nuevo, si tu amor
me anima y riega luz en mis caminos”.
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