No eras “femina sapiens” todavia
cuando la
fronda te prestó su abrigo,
y otras
quisieron pernoctar contigo
en la
selvática humedad sombría.
Ellos
oteaban en la lejanía,
vosotras
tras el plátano o el higo
para
endulzar al temerario amigo,
que tal vez
ya soñaba cacería…
Ardi o Lucy
seréis en la memoria
de los
primeros clanes casi humanos
quisiera
yo, una May, vivir la gloria
de poder hamacarme con las manos
y vivir en
lo oscuro de la historia
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