se anuncia la primavera;
y han brotando los colores
en la mitad de la esfera.
De otoño es el lado opuesto
que viste de lacre y oro,
decorando todo el resto
con su alfombra de rey moro.
Ya en mi verja el jazmín chino
y luego el jazmín de leche
se enlazan a un breve pino
y no hay viento que los eche.
Margaritas y gerberas
se pintan de blanco y rojo,
pues quieren ser las primeras
en alegrarme los ojos.
Y del reloj los colores
van esparciendo fragancias
que atraen a los picaflores
con exquisitas sustancias.
Pues ellos serán los bardos
del concierto de las alas
al despertar a los nardos,
a las fresias y a las calas.
Ya prodigan las camelias
pimpollos de rama en rama
y en el suelo las lobelias,
besos de cielo en la grama.
Nomeolvides, pensamientos
violetas y algún jacinto
señalan bellos momentos
de este tiempo variopinto.
Y al celebrar a las flores
y al colibrí en este juego
late mi reloj de amores
como una rosa de fuego.
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