En cielos de topacio y mares de amatista
se levanta de pronto la luz de un caracol;
la pareja no teme, tal vez no se resista,
pues acaso ellos piensan que se trata del sol.
El paisaje marino y el romance a la vista
solo son complementos del extraño farol;
los amantes en sombras quizá sean la pista
de que hay algo en la tarde exento de control.
La pleamar perfila una y otra silueta
de los que ayer han sido, ya que ahora no son
.
Y en línea con la luna, se enciende la caleta,
alumbrando una escena de ternura y pasión…
Son enigmas latentes de un molusco cometa
que entró por la ensenada en oscura misión;
con sus valvas metálicas absorbió la paleta
de colores y luego completó la abducción.
Cuando el lucero anuncie los primeros albores
sombreará en claroscuro los perdidos fulgores
porque un ovni ha robado en su vuelo rotundo
el fanal del amor al corazón del mundo.
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