
Te despierta mi rama, ¡oh nube soñadora!,
demoras tus
paseos sobre el cielo rosado.
Dice una
mariquita que el sol se ha enamorado
del color de
las lilas que un ave bienhechora
pintara por
la tarde con licor de una mora,
pero yo
estoy sediento y te mando un recado:
Necesito la lluvia que el viento se ha llevado;
esa flor
que te alcanza, te acaricia y te implora
es la feérica
imagen de la mano de un hada
que atrapa
tu agua fértil hacia la azul cascada
¿No ves el pececito que encontró el cauce seco
y escapó
del arroyo que es un terroso hueco?
Me miras
con fastidio, porque se escucha el eco
del trueno
que te anuncia que abandones tu almohada.
Y llueve en
la alborada:
las gotas
dejan perlas en mi endeble follaje,
y brotes de esmeraldas adornan el ramaje.
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