Entre
torrentes de espuma
y raudales
de cristal
avanza
esbelto el crucero,
poblado de
hombres de mar.
Albas
gaviotas saludan
la proa que
esparce sal
y una
estela de puntillas
despide la
popa atrás.
El viento
es lobo fueguino
en el
paisaje glacial
y la tarde
se ha esfumado
bajo un
sombrío cendal.
Ya la luz
se va esfumando
en la
gélida postal
cuando
negro sol en llamas
conmueve al
sollado en paz
y la nave
se sacude
en un
vértigo letal.
Desolados
los marinos
ven al
barco naufragar
con arrojo
sueltan balsas
y se lanzan
a la mar:
los heridos
van primero,
los sanos
aguardarán
que haya
espacio suficiente
y no haya
peso de más,
el barco
empina su casco
cuando
salta el capitán.
Un
pensamiento inquietante
agita el
sombrío mar:
¿Hasta que llegue el auxilio
cuánto tiempo
pasará?
La cruda
noche sureña
Fustiga las
balsas ya
Y el viento
helado lacera
Como un
látigo voraz
Una
plegaria en los labios
a Stella Maris dirá:
”Te pido Madre del Cielo
que no me
dejes llorar,
que nos cobije tu manto
te ruego,
Madre del Mar,
¿ que nos
oriente tu estrella
en este
abismo mortal,
que nos
entibie tu lumbre
en esta
noche fatal
y el valor
nos acompañe
firme y
recto hasta el final.
Belgrano
espera en la puerta
de la
historia nacional
a los
héroes del Belgrano
que la
Patria ha de abrazar
y un
pabellón argentino
del oleaje
más austral
celeste de
aguas profundas,
blanco de
otoño invernal
habrá de
envolver los cuerpos
que quiere
albergar el mar,
entre
torrentes de espuma
y raudales
de cristal.
Qué bello poema! , en su letra refleja el reconocimiento a aquellos jovenes valientes ,gracias por compartirlo.
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