Y así elijo
esta noche
tan azul de
misterio con sombras que susurran
centelleantes
incógnitas que encienden la pregunta
invariable
y eterna
¿dónde vas,
vida mía?,
¿tras la nube de insomnio?, ¿tras la puerta
final del laberinto?
¿tras la
carrera incierta de las cebras salvajes más allá de la jungla
sin oriente y sin cielo ?
Danzan nuestros caminos serpenteantes y ambiguos
que de
pronto se apartan y de pronto se encuentran
en esta encrucijada tan díscola y confluente.
Así entre
verdes bosques o por la blanca estepa, sobre el glaciar tonante que estalla en
azulejos y espeja nuestro océano.
Y es así noche a noche, Atlantes distraídos,
sostenemos
la ínsula mítica y trashumante que a veces habitamos,
trazando
esta parábola con el compás del tiempo de la leyenda urbana.
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