y la alta puerta verde de un avatar secreto,
atravesé la verja sorteando el parapeto,
me encomendé a mi suerte y alcancé la frontera.
Sentí un abrazo fuerte que era la vida entera
de esas sabias mujeres que aceptaban mi reto,
y yo la visitante que transgredía el veto
penetrando en su sueño una tarde cualquiera.
Vi a mi madre y mi tía frente al blanco teclado,
la abuela sonreía junto al hogar chispeante,
y mi hermana aleteaba pañuelos en su danza,
la zamba que extrañaba querencias del pasado,
sentí que trascendía esa estampa vibrante,
salté la balaustrada y habité en la añoranza.
bellisimo soneto Ma
ResponderEliminar