He inventado tu cesto de lilas esta tarde
regado con la lluvia
que tanto ha trasnochado
por sombrillas floridas que piden que te aguarde
bajo el árbol de vida que florece a tu lado.
La bici inicia el viaje
una tarde de enero
de racimos violetas por fragantes espacios
de racimos violetas por fragantes espacios
y yo aprendo tu arrullo mientras sueño y espero
que me miren risueños dos soles de topacios.
Y la brisa te mece y en mis brazos te acunas
hasta que tú te marchas con otra bicicleta,
en tanto que el destino va eligiendo sus runas:
preparando alegrías y alguna jugarreta
en la arena cambiante que mudará las dunas
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