desde el
pinar observo tu casa en la espesura;
recreas la candente historia de algún libro,
ajeno a
toda cita que escape a la aventura.
Habitante de mi alma destilas los misterios
que estremecen
las aguas encantadas de hondura
y estrellas amistosas reflejan ilusiones
de flotantes
magnolias espléndidas de albura,
mientras el
claro estanque festeja los perfumes
Cerca de
tu ventana, feliz, voy dibujando
tu
enamorada imagen, tu cabello entrecano.
Hueras las
soledades duermen en la penumbra,
vencidas
por las horas del andariego arcano,
azules de
nocturnos y auroras prometidas
que
atestiguan las hojas del boscaje cercano.
Fatigaremos
juntos la enramada calleja
por
caminos cruzados de flores de manzano
que caen
desde tu monte por blancos caseríos,
al filo
de eterlunas del sueño virgiliano.
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