su enamorado hechizo
con un ritual fastuoso que desgrana
en prismas de colores el rocío.
Cabalgo embelesada,
festejando mi viaje favorito
bajo nubes granates que arrebolan
la fronda generosa de los tilos,
y rondas de luciérnagas viajeras
encienden de recuerdos mis suspiros…
Llovían del torrente
ecos de Antonio entre sauzales tibios,
perfumando la silva arromanzada
en las hojas perennes de algún libro.
Guarnecía el sendero
la escolta azul y rosa de lupinos,
y un zorzal ensayaba
su canto hasta en el turno de los grillos,
mientras ojos secretos de la jungla
seguían intrigados nuestro idilio…
pincelan hoy de nieve el huerto amigo
como estrellas de nácar,
entre verdes penumbras, luz y guiños
con nubes danzarinas de la luna
que en claroscuros tejen su escondrijo.
Y relincha mi mora,
cuando escucha ladrar entre los riscos,
a ese dálmata alegre
que preludia en la noche tu silbido.
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