Doriancat contemplaba su imagen del espejo
quería acicalarse para una gran velada:
con suerte y alegría hallaría a su amada,
entre las mascaritas que habría en el festejo.
Observó de repente que había un león viejo,
mirándolo con saña en la luna plateada;
se enojó de tal modo que le dio una trompada
y miles de fragmentos copiaron su reflejo.
Entró en una estampida por huecos temporales,
que estos mágicos vidrios guardan entre misterios
y se vio en plena selva con parientes reales:
chitas, leopardos, tigres lo miraron muy serios,
nuestro Dorian pasaba por momentos cruciales
y al descubrir su origen, urdiendo gatuperios,
afortunadamente, pensó en los carnavales:
como rey de la selva del extraño espejito,
echó a todos sus primos por mapas ancestrales,
conquistando a Gatúbela con disfraz de leoncito.
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