Vuelta de perro
Hoy has bajado a verme o he subido a tu cielo,
cuando te extraño, levanto andariveles a tu nube
y me llevas deprisa en tu monotrineo
por esas latitudes
de galaxias tan claras y oscuras peñas ciegas,
manchones aerolíticos que esmaltan tu pelaje
siempre tibio y latiendo,
rotando y trascendiendo en mi escritura,
a pesar de este frío que me recorre toda,
cuando cruzo sonámbula,
esa negra frontera que me oculta tu estampa.
He comprado tu nombre en la plaza de pinos:
¿te acuerdas, compañero, de esa vuelta del perro,
cuando íbamos buscándolo por caminos de greda
sin plan y sin destino, ávidos de aventura?
Pues lo he encontrado escrito en la luna de plata
que cuelga de mi cuello para evocarte siempre.
Tú me llevas ahora por tus parques de estrellas
y yo sigo tu sombra en la linea de ascenso.
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