Tu
bicicleta asoma por angostas esquinas
de la
ciudad perdida detrás de las montañas,
y el viento
se divierte con bromas y artimañas
que dejan tras las ruedas surcos en
serpentinas
Tu sombrero
y tu falda quieren ser golondrinas
y aletear con
las rachas que desgajan las cañas,
quisieras
refugiarte detrás de las cabañas
mas los
viejos pedales rechazan las colinas.
una idea oportuna acude en tu socorro,
pero al
golpear las manos vuela tu cabellera
y te quedas
atónita cuando te alcanza el gorro.
aquel bello
colega al pie de la escalera
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